Al terminar el 2011, uno de los mejores árbitros de Costa Rica y Centroamérica no ejercerá más su profesión y pondrá punto final a la misma al considerar que “existen árbitros asistentes jóvenes que deben de tener oportunidad en primera división como él la tuvo”. Marvin Alberto Ramírez Carballo, dará por concluida su exitosa carrera durante la cual labró un impresionante nombre no sólo como excelente árbitro asistente, sino como hombre de gran conciencia. Se va siendo uno de los mejores asistentes “Ticos”.
Nacido en Heredia, Marvin Alberto, de 42 años, siempre fue muy aficionado al fútbol, y aunque no era muy bueno pues tenía problemas de sobrepeso, le dijeron de un curso para árbitros, con el cual incursionó en esta profesión de la que se graduó a finales del 1986. Ramírez tiene 2 hijos uno de 21 y otro de 20 años y es precisamente Víctor el menor quien le ha seguido sus pasos. Marvin es técnico en audiovisuales, además de contar con un diplomado en dirección técnica de fútbol, trabaja en la Universidad de Costa Rica, desde hace 24 años, en la cual ha sido conserje, poligrafista, chofer, auxiliar en imprenta y técnico en audiovisuales.
Fue árbitro aficionado hasta finales del 1999, debutó en la máxima categoría del futbol “tico” en el año 2000, y se convirtió en internacional en 2007. Estuvo en los Juegos Panamericanos de Rio 2007 y ha participado activamente en partidos eliminatorios rumbo a Sudáfrica y a Brasil 2014. Adicionalmente, ha asistido a cuatro torneos de Liga de Campeones de Concacaf y fue seleccionado para actuar en dos torneos de Súper Liga en USA en 5 ocasiones; y dos campeonatos, uno Sub-17 en el 2009, y otro Sub-20 en Honduras en 2010. En el ámbito local, ha dirigido 5 finales nacionales y 6 finales de liga de ascenso.
Marvin ha dedicado su tiempo libre a trabajar como consejero apoyando proyectos escolares para niños, en el 2010, Ramírez y los mejores árbitros del Costa Rica, Vinicio Mena, Alexandro Jiménez, Jefry Solís, Walter Quesada, y los asistentes mundialistas, Octavio Jara y Leonel Leal, apoyaron una campaña para proteger a un niño de 10 años, en la cual trabajaron para recaudar fondos, causa por la cual lucharon hasta el lamentablemente fallecimiento de este hace unos meses.
Como árbitro Marvin se encontró en permanente tensión, pero también en momentos de gran alegría y su retiro se convertirá en un episodio feliz ya que cumplió todas las metas que se propuso dentro del arbitraje. Sus nuevos objetivos están encaminados a transmitir sus experiencias a las nuevas generaciones de árbitros inicialmente en Costa Rica. Los reconocimientos que reciba Marvin Alberto en su jubilación nunca serán suficientes porque antes que haber sido un gran árbitro es un excelente amigo y un ser humano extraordinario.
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